lunes, 11 de marzo de 2013


ENTRE LA VIDA Y LA MUERTE

Ser conscientes de las limitaciones de la vida física, material, terrena o como prefieran calificarla; es de las primeras tareas de aceptación que hemos venido a experimentar.
Esto nos convierte necesariamente, a todos, en responsables de nuestros deseos, pensamientos así como de todas las acciones que vayamos gestando cada día.
La muerte física conlleva una memoria colectiva de traumas que cada cultura, filosofía o corriente religiosa ha intentado paliar de algún modo, a través de sus conocimientos, creencias o prácticas.
Luego, los impulsos de vida o muerte han hecho en el marco de la psicología, un camino posible de comprensión; aunque no es menos factible la noción del re-encuentro de las almas con el Gran Espíritu, exactamente en el instante de expirar.
Entre la vida y la muerte, la propia energía del ser tiene una promesa de eternidad, para lo cual deberá ascender su espiral dorada, hasta encontrarse ante las puertas de su nueva morada. Cualquiera sea el nombre de tu Guía y de tu Hogar.
Así como ayudas a un niño a caminar o a un anciano con su higiene; socorre a las almas de los desencarnados con tu pequeña plegaria o frase de Amor; para que puedan viajar de regreso a casa sin el peso de nuestros egos, pugnando por retenerlos aquí. Soltarlos es un acto de confianza en el Amor, quien es el perfume de la Luz y jamás se esfuma.
Graciela Khristael  khristael@gmail.com   11-12 de marzo de 2013.


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