ENTRE LA VIDA Y LA MUERTE
Ser conscientes de
las limitaciones de la vida física, material, terrena o como prefieran
calificarla; es de las primeras tareas de aceptación que hemos venido a
experimentar.
Esto nos convierte necesariamente,
a todos, en responsables de nuestros deseos, pensamientos así como de todas las
acciones que vayamos gestando cada día.
La muerte física
conlleva una memoria colectiva de traumas que cada cultura, filosofía o
corriente religiosa ha intentado paliar de algún modo, a través de sus
conocimientos, creencias o prácticas.
Luego, los impulsos
de vida o muerte han hecho en el marco de la psicología, un camino posible de
comprensión; aunque no es menos factible la noción del re-encuentro de las
almas con el Gran Espíritu, exactamente en el instante de expirar.
Entre la vida y la
muerte, la propia energía del ser tiene una promesa de eternidad, para lo cual deberá
ascender su espiral dorada, hasta encontrarse ante las puertas de su nueva
morada. Cualquiera sea el nombre de tu Guía y de tu Hogar.
Así como ayudas a un
niño a caminar o a un anciano con su higiene; socorre a las almas de los
desencarnados con tu pequeña plegaria o frase de Amor; para que puedan viajar
de regreso a casa sin el peso de nuestros egos, pugnando por retenerlos aquí.
Soltarlos es un acto de confianza en el Amor, quien es el perfume de la Luz y
jamás se esfuma.
Graciela
Khristael khristael@gmail.com 11-12 de marzo de 2013.
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