martes, 26 de marzo de 2013


SOL DE NOCHE


Una colina, algunos pinos y una pequeña escuela enraizada en su ladera.
Primavera de flores silvestres.
Habitantes del lugar y alumnos a la vez, aquella comunidad de niños ciegos llevaba dos días sin querer jugar los juegos que siempre compartían con su maestra  de lengua.
No les entusiasmaba actividad alguna pese a todos los variados intentos puestos en práctica por aquella joven.
Uno de los pequeños estudiantes permanecía en cuclillas, sentado sobre una pequeña alfombra, sosteniendo su cabeza reclinada sobre las rodillas con ambos brazos cruzados.
-¿Qué sucede Mateo?, le preguntó la docente.
-Nos hemos quedado sin sol–, respondió una de las niñas, adelantándose a Mateo.
Desconcertada, Ángela –la maestra en cuestión- solicitó que le explicasen aquello.
Mateo fue breve: -Se ha muerto el grillo.
Ante el silencio que produjo su respuesta, la niña que estaba más cerca de ellos agregó: -Una luz encendida durante un día de sol, es innecesaria; pero en medio de la noche te guiará.
-Comprendo lo que quieres decirme, pero cuéntame del grillo.
La niña completó su argumento: -Usted puede ver  un sol durante el día y una luna cada noche. Para nosotros, en cambio, la luz no viene de allí sino de cada sonido. Por ejemplo, de su voz durante el día cuando nos da las clases y del canto del grillo durante la noche. Nos hemos quedado sin su luz por lo que deberemos esperar algunos días, quizá.
Ángela comprendió y prometió aguardar ese tiempo, a la vez que le preguntó a Mateo:
-¿Cómo sabrán distinguir el nuevo sonido de sus noches?
-Es muy fácil- dijo el niño; -cuando transitas la oscuridad, la luz que se enciende, por pequeña que sea se percibe como un gran sol de noche.
Graciela Khristael  oasisdelalmakhristael@gmail.com   26-27 Marzo/2013


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