TE ESPERO
(Para esos días de confusión interior)
Acto I
La conciencia y ella.
-¡No prestas
atención!
-¡Claro que sí!, estoy con la atención puesta en todo: los compañeros de trabajo, el
auto, el tránsito, las deudas, los amigos, las noticias del diario, las
promociones en la red, los impuestos, los cables de la luz, la falta de agua,
el exceso de humedad, el frío, las compras, la perra, la pareja, el abuelo, el
cansancio, los hijos, el teléfono, la ropa por lavar, el socio de la compañía,
el ascenso, el programa de la tv, la inseguridad en las calles, el deseo de
viajar, el dolor de espaldas, la carrera
de estudios, la muerte de tantos, la…
-¡Suficiente! ¡No prestas atención!
-Mi querida conciencia, sigo hablando en voz alta
aunque siempre te escucho decir lo mismo.
Voy hacia el espejo y te hablaré desde allí.
Acto II
El espejo y ella.
-¡Te ves muy mal!
-¡Hago lo que puedo!
-¡Haces muy poco!
-¿Con todo lo que
pasa en mi día?
-Exacto. Todo “pasa” en tu día y no te das cuenta.
-No entiendo.
-Todo acontece contigo o sin ti. Excepto tu vida, que necesita de tu atención.
-Salgo a caminar. Te encontraré en la calle.
Acto III
Ella en la calle.
Respiración profunda y caminata lenta; tratando con
mucha dificultad de que los pensamientos se detengan de una vez.
-¿Te vas encontrando?
-Descubro mi estado de dispersión. Puedo darme
cuenta de que hoy necesito ocuparme de
mí.
-Entonces llega hasta aquel parque y continúa centrada en ti. Allí te espero.
Epílogo
Ella y su conciencia se hicieron una.
Bajo un tibio sol, andando aún la tarde a la par de
sus pasos, las hojas de un ombú la
atrajeron hacia un banco de madera, pintado en un verde familiar y aún en
silencio, parecía repetirle también: -te espero.
Ya era tiempo de prestarse atención.
Graciela Khristael oasisdelalmakhristael@gmail.com 17-18 de marzo 2013
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