¡Amores!
Hay frases que ayudan a resumir momentos o estados de la vida, pero que no se ocupan de resolverlos.
Cuántas veces habrás estado frente a decisiones con las que no has sabido qué ni cómo hacer, para tomar distancia de ellas. Sea esta cuestión referida a los amigos, el trabajo, la pareja, los hijos, una mudanza, la salud o cuanto prefieras añadir aquí.
Entonces aparecen todos los dichos o refranes posibles, tales como: "-Al mal tiempo, buena cara" (algo así como: no te preocupes...-¡Ya pasará!); "-No hay mal que dure cien años" (reconociendo el mal pero sin dar esperanzas. En todo caso habría que vivir mucho más que un siglo); "-Todo es por algo." (aceptando la causalidad pero sin hacer nada más); "-Siempre que llovió, paró." (pero da la casualidad que te encuentra en medio de la calle y sin paraguas); "-Mañana será otro día" (y quizá ya pasaron décadas sin solucionar cosa alguna).
Lo verdaderamente cierto, es que la mayoría de las veces no es tu espíritu quien duda acerca de una decisión sino tu mente -gobernante de la razón- y en cuyos archivos la culpa asociada al ego han dejado sendos informes acerca de lo poco conveniente que resulta aplicar -a veces- la sinceridad.
Pero una farsa puede sostenerse sobre un escenario durante el tiempo que dura un espectáculo. Rara vez se prolonga en tu vida, excepto que hayas comprado todas las entradas a tu propio show.
Graciela Khristael oasisdelalmakhristael@gmail.com 15-16 de abril 2013
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