martes, 30 de abril de 2013


CUANDO POCO ES MUCHO

Agasajar a la princesa tenía un propósito, ya que ella elegiría a su futuro consorte entre aquellos caballeros que se le acercaban con diferentes presentes.
De todos los que habían llegado hasta el lugar, ella seleccionó a tres posibles jóvenes, por su pulcritud en la vestimenta y porque sus regalos no parecían ostentosos, ya que podían sostenerlos entre sus manos.
Llamó a los tres rogándoles que contaran de sus obsequios. Así por orden de izquierda a derecha expresaron:
-He aquí un delicioso dulce de naranjas con frutos que he cosechado; lo he preparado durante largo tiempo de lenta cocción siguiendo una antigua receta. Con él podrá endulzar sus mañanas este invierno.
-Mi obsequio es una exquisita fragancia preparada con las flores de los azahares del naranjo, recogidas una a una y maceradas con devoción. Con ella tendrá un aroma delicioso para perfumar su cuerpo por todo el año.
-Lo mío, dijo el último de lo jóvenes, es poco pero será mucho si acaso el Amor de ambos pudiese acompañarlo por años.
-¿De qué se trata?, le preguntó intrigada la princesa.
El caballero abrió su mano y exhibió una semilla.
-Es una semilla de naranjo. Pequeña por ahora, pero un árbol al fin. Dará naranjas y flores por siempre, para hacer un dulce cada año y abrazarla con su perfume también.
Así, el sentido común le puso el broche de oro a esta historia ya que la muchacha estuvo dispuesta a vivir un amor que creciera a la par del naranjo.
La pregunta para ti, que lees este escrito es:
-¿Cuántas veces has reparado en las diminutas cosas que hacen en tu vida las grandes transformaciones?
Graciela G. Khristael  fuenteperfecta@gmail.com  30 de abril de 2013


No hay comentarios:

Publicar un comentario