Que la luz de este día, la puedas ver o no; con su sonido, lo puedas oir o no; con su perfume, lo percibas o pase para tí desapercibido; toque tu ser y lo haga grande, puro y sano. Que la fuerza del cielo que te entrego, sepas usarla para acariciar tu ser y sanar en tí, sólo en tí, el dolor que te sorprende allí afuera. Toda la existencia está en tí. Hazlo también por mí.
Graciela Khristael fuenteperfecta@gmail.com 27 de abril 2013
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