SINTIENDO
LA INOCENCIA
Imagina
por un momento, que adentro de tu corazón te encuentras contigo pero aún siendo
un bebé. Ingresa allí y se él.
No
importan las limitaciones físicas que tengas, descarta lo que tu mente quiera
dictarte, sólo por un instante se él.
Si
es necesario cierra los ojos. Ya no hay apariencia exterior. Sólo se él.
Eres
ese bebé y como tal no tienes compromisos, no hay exigencias, desconoces de
libros y disciplinas, ignoras acerca del tiempo, disfrutas de una inenarrable
libertad.
No
estás apegado a ninguna forma en particular, no estás atrapado en ningún sitio.
Allí
está tu misma energía devolviéndole a tus células la memoria perdida.
Disfruta
de esa ingenuidad.
Complácete
por un instante en esa inocencia tan inconmensurable, en medio de una alegría
constante.
No
hay vanidad.
No
hay competencia.
No
hay dolor.
Hay
una sensación pura que invita a suspirar.
Todo
se invade de una corriente de energía especial que recorre la columna y
reconforta todo el cuerpo.
Es
el Amor mismo, el Amor impersonal.
Cuando
después de unos minutos abras tus ojos, tómate un instante para continuar de
manera relajada en ese “estar inocente” y “sintiendo la inocencia”, sólo
entonces vuelve a observar a tu alrededor.
-¡Nada
que temer! Allí está todo cuanto has ido construyendo a lo largo del tiempo;
todo se ha quedado, todo sigue en su lugar. Sin embargo, lo mágico reside en
que ahora sabes cómo conectar con ese ser sin tiempo ni espacio que reside en tu
interior.
Ese
Ser no tiene maldad, no premedita, ignora acerca de la adicción a los deseos, está
envuelto en una luz brillante que por momentos se matiza de tonalidades que
acompañan el ritmo del sonido del universo.
Aprenderás a resucitar aquello que por
momentos muere en ti sólo por no darte cuenta de que estas dormido. Por eso
dice Pablo a los Efesios (5,14) “Despierta
tú que duermes, levántate de entre los muertos y te iluminará Cristo.” (Del libro “Reiki, El Portal del Amor” –Graciela
G.Khristael / Próximamente disponible) 5-6 de Abril 2013
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