¡Amores Vivos!
Carta a ti:
Que cada día amaneces con un
sueño, porque parte de la vida es como soñar despiertos.
A ti que intentas cada día ser mejor contigo, porque sólo eso es
posible hacer. Si quitas el polvo que empaña tu alma, descubrirás el brillo que
tiene para irradiar.
A ti que no piensas que eres lo único importante del planeta; sino que
sigues tratando de hallar el sentido de tu propia vida; que no engañas a tus
pares humanos con falsas promesas y que sabiéndote finito, sin embargo,
entregas tanto de tu Amor.
Esta carta es para ti, porque hacemos el mismo viaje.
Porque mi orgullo es tu paciencia; tus palabras mi consuelo; mis dudas
el motor de tu búsqueda; tus aciertos mi certeza de que entonces ¡se puede!; tu
inquietud mi asistencia y tu humanidad la principal razón para seguir andando.
A ti que no elaboras estrategias para dañar a un niño, a un animal, a una
planta, a cosa alguna en la Tierra y mucho menos a tus pares en esta travesía
que la Luz realiza vestida de todos nosotros.
A ti que no murmuras de tus amistades, que sientes gratitud por quienes
te han acercado un candil cuando no veías la ruta; a ti que abrazas, con la
pureza del imán que el corazón ejerce sobre lo mejor que cada uno posee.
Esta carta es para ti, que quizá sientas soledad en este día en esa
paradoja de la tecnología en la que millones de fotos y de palabras te
apabullan pero no te tocan. Entonces te la envío para que restes tristeza y sepas
que en cada orilla del mar, al pie de cualquier montaña, sobre el árbol más
alto o colgados de la imagen del sol, ¡Estamos vivos!
Eso es una clara señal de que puedes sincerar tu alma y sanar en ti lo
que más te duela, odies, envidies o desees. ¡Sana en ti! ¡Sanaré en mí!
Seré tu puente y tú el mío. Porque el arco iris tiene dos extremos y
los humanos siempre nos olvidamos de ello. Si quieres adueñarte de uno de
ellos, sólo encontrarás el abismo al final del recorrido, porque de necios
sería pensar que si lo único valioso eres tú para los otros en lugar de valioso
para ti; jamás sabrás quién eres.
Esta carta es para ti, porque aquello que está del otro lado del vidrio
multicolor es una persona; un ser en ti y un ser en mí. Luego multiplica el
concepto y mira alrededor: personas que van y vienen; que estudian, trabajan,
hacen compras, discuten, van al médico; otras quizá un tanto perdidas de sí
eligen conductas dañinas porque aún no saben lo que hacen.
Lo cierto es que todo en el mundo se mueve e interactúa y tú mueves en
él tanto como una mariposa o como un huracán y no necesitas un podio para que
te aplaudan sino manos que te acaricien dándote Amor por Amor.
Te escribo a ti que sabes de la amistad, que no traicionas, que te
guardas de mentir a cambio de beneficios que se esfuman con la vida; a ti que
no malgastas palabras en adular y que sigues viendo en el espejo de los otros
todo cuanto aún puedes mejorar.
A ti, que ejercitas la maestría en tu vida cotidiana y no te engañas
creyendo que has ascendido a un nuevo cielo cuando aún falta tanto por hacer
aquí.
A ti que te respetas tanto, que jamás lanzarías un boomerang contra ti.
Esta carta es para que sientas la visita de un juglar trayéndote noticias
de que estás con vida; es el toque de la hoja de un árbol que voló hasta ti; es
una mano extendida en un gesto de dar y es un pequeño sonido viajando hasta ti
para tocar tu alma como un despertador que a la mañana te recuerda: -¡Arriba!,
Hay mucho por hacer.
Graciela Khristael 21 de
mayo de 2013
Cuando quieras escribir puedes hacerlo a fuenteperfecta@gmail.com (Descarta, desde luego, cartas personales a
mi; temas de discusiones políticas o religiosas o temas que nos alejen como
seres de luz experimentando la vida humana).
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