¡Amores!
Primer domingo de un nuevo año en el calendario gregoriano llamado 2014; a las puertas de renovados desafíos tan variados, seguramente, como las múltiples conquistas sobre nosotros mismos que estamos a punto de comenzar.
Un año para tener en cuenta que La Templanza será el icono de las actitudes a tener frente a cada acto que se nos presente, en cualquiera de las formas en las que lleguemos a participar. La revisión del carácter personal será imprescindible para que la suma de seres produzca calma en el espíritu social. La dualidad tendrá connotaciones más evidentes y la falta de centralidad en las decisiones, aún cotidianas, llevará al desborde emocional en más de una ocasión. De allí la importancia del trabajo individual y permanente acerca de la vigilancia de los pensamientos, de las conjeturas apresuradas sobre los otros, del análisis superficial de las percepciones y de la profunda toma de consciencia que en este lado del universo la vida física es finita; lo cual servirá de recordatorio respecto de que es mejor vivir en la paz que nos cambia como individuos haciendo posible, en consecuencia, la paz del resto de todo cuanto nos rodea.
El año 2014 se asoma a un nuevo ciclo de 9 años cuyos altibajos emocionales se harán sentir como oleadas repentinas en nuestras vidas, al tiempo que permitirá en muchos de nosotros alcanzar determinadas metas como finalizar una carrera, completar un proyecto de trabajo, realizar una mudanza, formalizar un vínculo afectivo e incluso cerrar conflictos con personas con las que ya se ha cumplido un aprendizaje.
El número 2014 es una representación simbólica de una medida de tiempo a partir de la cual se establecen por convención internacional, las fechas calendarias presentes, las históricas así como las planificaciones futuras de actividades en nuestra vida planetaria; sin que por ello se deje de considerar el calendario propio de los diferentes pueblos del mundo que conservan un patrón de registros diferente.
Para algunas personas, el año reducido a un dígito se transforma en el número 7 considerándolo en forma resumida como un año "espiritual"; sin embargo es importante relacionarlo con la templanza y de inmediato emerge su otro aspecto que se relaciona con la tristeza y en ocasiones las lágrimas sin encontrar una razón aparente. El número 7 llama a la reflexión, a los momentos de silencio, a la conexión con el lado creativo de las personas, al recupero de las memorias ancestrales, a la paciencia tanto como a la consideración de que habrá que ceder tiempo personal para la asistencia a los compañeros de este viaje que realizamos como humanidad.
En definitiva, el 2014 será un año que responderá acorde a la capacidad alcanzada para practicar el diálogo, dejar de lado los caprichos, hacer buen uso de la libertad obtenida, escuchar el llamado de la conciencia pudiendo resumirse en pocas palabras como el año de las sabias mediaciones.
Escrito para todos ustedes, con Amor por Graciela Khristael. 04/01/2014
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