domingo, 25 de mayo de 2014

Tiempo en el Tiempo.

¡Amores!

Nadie busca una respuesta de una pregunta que no se hizo.
Sólo resuena en el Ser aquello que por alguna razón, aún ignorándola en el comienzo, le hace viajar por el infinito espacio de las inspiraciones.
En busca de una Verdad completa, puede que lleguemos a perdernos en el camino así como – de considerarla hallada- no sepamos luego qué hacer con ella ya que pretender imponerla sería algo así como volver al primer casillero del juego de la Oca; una especie de “no hemos aprendido cosa alguna”.
Hay certezas que busca la razón, otras viajan por el camino de la disciplina del cuerpo, muchas por las vías de religiosidad así como tantas otras por la ruta de los nuevos hallazgos.
Cuando al despertar de un día seguimos con las mismas cuestiones sin resolver, atendiendo lo mínimo que se nos presenta sin reparar en lo máximo que es el valor de nuestra existencia; es señal de que estamos avanzando ya que al menos nos damos cuenta de la diferencia.
Hay acciones que sólo realizamos cuando surge un compromiso, a consecuencia de la presión por las tradiciones, como resultado de los miedos y tanto más que nos impulsan a tomar partido de algún modo.  Así por ejemplo ordenamos la casa si esperamos visitas, estudiamos si tenemos un examen, somos amables a cambio de un beneficio, soslayamos los problemas con comida, diversión o apariencias de corazones llenos.
Algo tiene repercusión en nosotros cuando tomamos consciencia de la magnitud de su influencia en nuestra vida, lo cual es desde todo punto de observación algo correcto así como esperable.
De ello resulta que, cuando recordamos que la muerte física existe y que no sólo se mueren los otros sino nosotros también; es cuando arremetemos en la búsqueda de respuestas a preguntas tales como: “¿Por qué?”, “¿Para qué?”, “¿Desde dónde?”, “¿Hacia dónde?”, “¿Cuándo?” y es allí en “cuándo” dónde el Tiempo aparece como una regla de medida que no está hecha sólo de un conteo de instantes sino de una interacción con el espacio así como de la intervención de otras variables.
Sabemos desde que nacimos que esta ley del Tiempo ya existía hasta que un día nos preguntamos acerca de por qué una medida infinita sólo nos ofrece un recorte muy limitado de existencia  humana. Allí tenemos una pregunta por la que salir a buscar una respuesta.
Es así que la Verdad es por procesos de evolución un fractal de la gran Verdad, si es que ello puede conformar de algún modo  a nuestro cerebro, que oficia de gran traductor de tanta información.
Aquellos que han recorrido en un tiempo-espacio la misma coordenada en la que nos encontramos,  están tan presentes como lo podamos imaginar, ya que cada vez que nombramos a un filósofo, a un científico, a un artista, a un ser despierto,  a un ancestro; en la medida en que lo aceptemos de tal modo, ellos y ellas reiteran sus hallazgos. Esto quiere decir, que no se trata de hacer los mismos caminos, porque sino –de esta manera- descartamos nuestra experiencia como útil. Se trata de tener muy en cuenta toda la sabiduría que arriba a nuestro escenario, sin olvidar que los prodigios en nuestras vidas son lisa y llanamente, nuestra responsabilidad.
Con Amor,
Graciela Khristael
fuenteperfecta@gmail.com











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