Momento de despertar.
Apreciar la Libertad.
Apreciar la Libertad.
Pocas veces valoramos lo que tenemos hasta que la distancia entre la rutina y la libertad se hace estrecha. Entonces recordamos que tenemos la libertad.
Tampoco guardamos memoria de lo lo que tenemos (porque hasta la capacidad de recordar es un bien) hasta que sentimos que lo estamos perdiendo y es entonces cuando queremos volver a cuanto ya no está.
Pero llega el día en que por fin nos asomamos a la orilla del mar de los condicionamientos y comprobamos -no sin sorpresa- que jamás existieron; que siempre hemos sido nosotros quienes les hemos puesto límites a nuestras aspiraciones, a nuestros talentos, a nuestras interminables posibilidades de ser cuanto hemos venido a ser sólo por mantener la firme convicción de que debíamos agradar al otro.
La buena noticia es que ese otro no existe, porque es sólo una creación de nuestros miedos; por lo tanto queda vacante la silla de aquél o aquéllos a quienes agradar y cuando despertamos a esa verdad nada hay más placentero que ocupar el asiento vacío porque si hay alguien a quien rendir honores, es a la propia esencia de ser cuando al fin se ha despertado coherente entre el pensar, el decir y el actuar.
Esto también es parte del camino de la liberación del sufrimiento.
Con Amor,
Graciela Khristael.
www.facebook.com/oasisdelalmakhristael
Tampoco guardamos memoria de lo lo que tenemos (porque hasta la capacidad de recordar es un bien) hasta que sentimos que lo estamos perdiendo y es entonces cuando queremos volver a cuanto ya no está.
Pero llega el día en que por fin nos asomamos a la orilla del mar de los condicionamientos y comprobamos -no sin sorpresa- que jamás existieron; que siempre hemos sido nosotros quienes les hemos puesto límites a nuestras aspiraciones, a nuestros talentos, a nuestras interminables posibilidades de ser cuanto hemos venido a ser sólo por mantener la firme convicción de que debíamos agradar al otro.
La buena noticia es que ese otro no existe, porque es sólo una creación de nuestros miedos; por lo tanto queda vacante la silla de aquél o aquéllos a quienes agradar y cuando despertamos a esa verdad nada hay más placentero que ocupar el asiento vacío porque si hay alguien a quien rendir honores, es a la propia esencia de ser cuando al fin se ha despertado coherente entre el pensar, el decir y el actuar.
Esto también es parte del camino de la liberación del sufrimiento.
Con Amor,
Graciela Khristael.
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