lunes, 3 de agosto de 2015

Siendo y viviendo.

Momento de Despertar.
Dialogando con el Cielo.

                                           
  Hay una pregunta y una respuesta en el silencio.

      Entre energía, magnetismo, percepción, materia y luz; los hechos acontecen y escriben memorias en esos extraños hilos que entretejen aquello que llamamos sin saber por qué con el nombre de "vacío". Así como el cielo a nuestros ojos parece más o menos alegre, más o menos completo, más o menos provisto de augurios de buenos eventos; así nuestros actos irradian imágenes hacia el Cielo que quién sabe qué querrán decir.
     Vivimos empobrecidos en nuestras más excelsas capacidades por no aceptar la pertenencia a un reino en el que no cabe un sólo centímetro de nuestros bajos instintos; sean éstos malos pensamientos o cuánto quieran situar como tendencias en la escala de posibilidades.
     Lo único que puede modificarse es nuestra comprensión acerca de quiénes somos; resultando el pasaporte al honesto equilibrio de todas las cosas Es muy poco probable que podamos sentir una emoción especial por tal o cual evento si antes no hemos asimilado sensaciones de diferente naturaleza.
     Como Aprendiz, sigo repitiendo actos que deberían haber pasado por el tamiz de la Alquimia hace mucho Tiempo-Hoy y sin embargo –aún reiterando- me congratulo por continuar en el intento de reparar y limpiar memorias innecesarias.
     Me he dado cuenta por fin que no es falta de capacidad cognitiva sino de milenios de huellas genéticas que adiestraron a todo el árbol genealógico de cada uno de nosotros para seguir caminando por el sendero del miedo, del no-merecimiento, de la subordinación y de la auto-represión (algo así como ser carceleros de la propia libertad), pero que a la vez está en nuestras manos la posibilidad de realizar las transformaciones necesarias mediante procedimientos diversos que hacen al desapego de la mente como conductora de las creencias; algo así como un milagro personal.
     Por eso, si alguna vez he sentido frío ahora sé qué significa la tibieza del sol; si alguna vez he perdido ahora sé qué significa ganar; si por mucho tiempo estuve ausente ahora sé qué significa presenciar. Así es como en sintonía perfecta con la Naturaleza, he podido aprender por comprensión y no por teorías, que después de la lluvia sale el sol y aún después de la mayor convulsión en la Tierra, siempre viene la calma. Es como danzar mucho, hasta el cansancio; sabiendo que el cuerpo -por su propio equilibrio- se tenderá a descansar.
     Aquí me encuentro reparando "mi telar", un fragmento casi imperceptible en el firmamento pero tan valioso para mi existencia como lo es en cada parte del entramado para cada experimentador (en este caso Humano) sin cuyo intento puede que no lleguemos a reconocer que hemos sido, somos y seremos.  
Me perdono por tanta torpeza a pesar de haber aprendido tanto.
Me acepto con lo que soy y con lo que tengo para compartir.
Me re-descubro capaz de percibir sin demoras, aquello que está en armonía con mi Alma.
Me congratulo por un día más, para seguir aprendiendo.

Peregrinando,
Graciela Khristael




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