QUIERO APRENDER
Quien tropieza y se cae una vez, quizá se desconcierte o malhumore.
Si acaso las ofertas del trayecto ofrecen nuevas caídas, es probable que la incertidumbre se ponga al acecho. Y eso… ¡Es bueno!
Pero si tropiezo tras caída una y otra vez no alcanzan a sacudir la remolona conciencia, habrá que abordar la experiencia a lomo de libélula, a fin de que el viejo dragón llame al discípulo obcecado con la esperanza de que éste diga finalmente: -Quiero aprender.
Graciela Khristael (12-13 de enero de 2013)
Estuve toda la mañana buscando los vestigios de la queja de las luciérnagas.
Infructuoso intento al rayo del sol.
No dejaron cosa alguna escrita, ni huellas de sus pasos, ni sonidos grabados. ¡Nada!
Al parecer, en diálogo con unos pájaros carpinteros, me dijeron: -“los únicos que se quejan de servir a la Luz son los humanos”, y continuaron horadando el tronco del árbol del Paraíso, para su nido.
Graciela Khristael (12-13 de enero de 2013)
PINTAME UN CIELO
Si quienes prometen estar nunca llegan; si quienes te piden jamás te dan; si estando en crisis no acuden a tu llamado; si acaso discípulos te empujan por un lugar; si acaso la soledad te invita a cenar… ¡Celebra!
Estás deshaciendo ataduras.
Pide a tu corazón: -¡Píntame un cielo! Y un inmenso Arco Iris en tu cielo, te mostrará el puente por donde seguir.
Graciela Khristael (12-13 de enero de 2013)
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