Hace dos noches recibí dos obsequios que no imaginé que llegarían porque son "presentes", entonces ni antes ni después podría haberlo sabido.
El primero: Una de las plantas que ya no da flores en esta etapa, había dejado brotar un ramillete de flores blancas, bajo la luz de la luna. Sin que yo le pida a la planta, ni le cante, ni la promueva a hacerlo.
Una horas más tarde, me pareció ver en una de las ventanas, una especie de "nido de avispas" porque ellas con tierra y agua los construyen en diferentes sitios. Pero al acercarme... allí estaba el segundo regalo: era una diminuta ranita abrazada al metal de la reja. No se alejó cuando me acerqué y -cuando dos días mas tarde sobrevino una tormenta de lluvia y viento- imaginé que buscaba refugio. Y estaba allí sin que yo hubiese intervenido en su decisión.
Aunque sigo siendo una mujer en plena etapa de evolución, más allá de su realidad biológica; he ido comprendiendo lo que deseo compartir: Antes de mover las manos en gestos de supuestas armonizaciones; antes de interpretar sonidos cuyo alcance no conocemos en esencia; antes de decir palabras cuya música desarmonice el entorno... tengamos paz y hagamos silencio.
Entonces todo acontecerá.
Graciela Khristael. 17-18 de enero de 2013
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