PUNTOS
EN COMÚN
-¿Cuántas
veces te has encontrado hablando contigo? Mientras caminas, cuando viajas, en
tanto preparas una cena, haciendo una fila para pagar una cuenta, en el
hospital… ¡En tantos sitios!
-¿Cuántas
veces esa osadía de parecer desdoblado te ha hecho pensar: -¡Estoy loco!?
A
veces, decirte a ti mismo lo que sientes, lo que piensas, lo que dudas, es
menos locura que la farsa de hacer creer a los demás que está todo bien.
Dirás…-“Para eso están los psicólogos, los
terapeutas holísticos, los médicos y todo el conjunto de profesionales que para
ello han estudiado.”
Te
respondería:-Ellos hacen su trabajo y tú contigo… ¡Haz el tuyo! Tómate de tus
riendas, conduce tu carro, mírate bien, asómate al balcón de tus sueños. No
todo en la vida es con arnés, bastones o manos que te sostienen. Los
profesionales te ayudarán siempre, pero poco podrán hacer si primero no te
tienes. Y si te tienes… ¡Vaya poder!
Hay
mañanas como estas, quizá tan mías como tuyas:
-¡Hola
yo!, ¿Cómo has estado?
-Bastante
desconcertada por cierto. Doy vueltas desde la mañana tratando de encontrar el
tiempo que se me escurre entre los dedos.
-Habla
conmigo. Dime qué ocurre.
-Quizá
todo a la vez.
-Separemos
por partes, quizá eso ayude.
-¿Separar?
¿Más cosas para separar?
-Seamos
sinceras, tú estás acostumbrada a ello: primero esto, luego aquello y al final
lo otro.
-La
vida es de ese modo.
-La
vida no. La administración de la vida, en todo caso, sí.
-Es
cierto. De acuerdo entonces, separo por partes… ¡No puedo! Siento como si
hubiese colocado en una caja de mudanzas muchas cosas mezcladas y ya me
preocupa el traslado de todas ellas porque ni siquiera sabré por dónde empezar
al desempacar.
-La
imagen es apropiada. Estás confundida.
-¡Vaya
mi querida otro Yo! ¡Poco me ayudas! Confundida no es más que una palabra que
denota cosas mezcladas.
-¡Hay
mi querida Yo! Es la palabra que resume tu caja de mudanzas.
-¡Es
cierto! Pero sigo notando que el tiempo se escurre entre mis dedos y no aquieto
mi ansiedad.
-¿A
qué se debe el apuro?
-Tengo
muchas cosas que hacer, emociones que me visitan, deseos de descansar, papeles
que acomodar, cosas que escribir… ¡Ya sabes! ¡La caja!
-Ahora
está más claro. Todo está en un sitio al menos. Mezclado, entreverado, pero
puesto en un solo lugar. Haz podido identificar algunas partes y al menos sabes
que están todas juntas.
-Volvemos
al comienzo entonces. No siento que algo se haya aclarado.
-¡Ha
sucedido porque todo está en una caja de mudanzas! Ahora bien… ¿Qué mundo se
acabaría si acaso te mudaras ciertamente y la caja cayera al vacío?
-Supongo
que mi mundo.
-¿Qué
mundo? Sólo el que has creado con todas esas partes. Si te deshaces de ellas
sin que una catástrofe te acontezca, te mudarás de mundo porque el viejo, el
nuevo y el de cada día está hecho de tus percepciones.
-Mi
querida otro Yo, ¿crees que podré hacerlo?
-Mi
divina Yo, ¡Lo estás haciendo! Hay algo en ti que ya no vibra con tanta
ansiedad. Quizá encontremos en un rato, la razón por la que tanta gente –a
veces- habla consigo.
Gran
inspiración, luego suspiro y decisión… ¡En voz alta! ¡Qué fantástica locura!:
-Me
haré un té, me sentaré al sol (aunque esté nublado) y seguiré disfrutando del
gran hallazgo de esta mañana:
No
es tan malo tener conversaciones conmigo, considerando que soy parte de la
Fuente como todos, resultando que la razón por la que tanta gente habla consigo
es porque muchas veces descubren que la paz entre su ser espiritual y aquel que
experimenta la vida, está en hallar –por sobre todo- los puntos en común.
Postdata
de la reflexión: Esto es sin imagen. Esto es tú contigo. Si quieres una foto para este escrito: elígela tú (tendrá que
ver con tu mudanza).
Graciela
Khristael oasisdelalmakhristael@gmail.com 11 de abril de 2013 re-editado el 29/6/2013
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