Y vamos con el pensamiento...
La investigación racional a través del pensamiento, acerca de si existimos en esta realidad que creemos cierta, llevó a René Descartes a la conclusión de "pienso ergo sum" (pienso, por lo tanto existo).
Esto implica que es el pensamiento quien facilita el camino de la investigación de la razón -si acaso pudiese resumirse en pocas palabras esta idea- resultando que aún la observación o fase empírica estaría atravesada también por el pensamiento.
Quizá en este aspecto subyace la incógnita mayor que es: -Si somos capaces de pensar acerca de las cosas y por sobre todo de la causa así como del propósito de nuestra existencia, por qué al estar en presencia de un conflicto (mental, espiritual, físico o cualesquiera) aún si encontramos una solución, vamos por uno nuevo (porque lo insólito es que los creamos de manera constante).
El pensamiento opera de manera contínua en busca de los datos necesarios en la memoria, capaces de proveer de satisfacción a los deseos de cuanto surge momento a momento; incluidos los que refieren a las emociones que también han sido archivadas.
Esto quiere decir que todos nuestros actos de apariencia racional están realizados en base a una especie de biblioteca personal de archivos informativos (como una "jurisprudencia psicológica" reunida a través del tiempo) por lo que a cada estímulo externo emergería una acción (una suerte de sentencia psicológica).
Sin embargo, los estímulos que impulsan a las diferentes conductas ya están en nuestras memorias.
Están allí desde el inicio de los tiempos.
Lo que para unos es un acontecer ajeno a sí, para el otro es el resultado de sus deseos puestos en acción.
Así, una memoria de violencia, necesita de un hecho externo que justifique su conducta ante él. Es como una enfermedad que requiere del medio propicio para manifestarse a través de un síntoma, que es sólo la síntesis de cuanto sucede en el interior del ser. Algo así como "denme un motivo y podré liberar lo que está atrapado en mí."
Así es como podemos llegar a un evento interesante, ya que aquéllo apresado puede ser una energía poderosa como es la acumulación de pensamientos en una dirección o bien una energía infinita y desprovista de pensamientos que pugna por expresarse en cada uno de nosotros.
-¿Existe tal cosa?
De ser así, ¿Habría un modo de saberlo?
-No se trata de conocer.
-¿De qué podría tratarse?
Seguiremos analizando...
Con Amor,Graciela Khristael
Nota: Repasar en los actos cotidianos. Verificar cuántas de las cosas que pensamos o hacemos son perfectas y correctas para nosotros mismos. Todo lo que resulta de nuestros actos modifica inexorablemente el contexto que nos tiene de participantes. -¿Por qué querríamos ser modificadores constantes?
www.facebook.com/oasisdelalmakhristael
fuenteperfecta@gmal.com
El pensamiento opera de manera contínua en busca de los datos necesarios en la memoria, capaces de proveer de satisfacción a los deseos de cuanto surge momento a momento; incluidos los que refieren a las emociones que también han sido archivadas.
Esto quiere decir que todos nuestros actos de apariencia racional están realizados en base a una especie de biblioteca personal de archivos informativos (como una "jurisprudencia psicológica" reunida a través del tiempo) por lo que a cada estímulo externo emergería una acción (una suerte de sentencia psicológica).
Sin embargo, los estímulos que impulsan a las diferentes conductas ya están en nuestras memorias.
Están allí desde el inicio de los tiempos.
Lo que para unos es un acontecer ajeno a sí, para el otro es el resultado de sus deseos puestos en acción.
Así, una memoria de violencia, necesita de un hecho externo que justifique su conducta ante él. Es como una enfermedad que requiere del medio propicio para manifestarse a través de un síntoma, que es sólo la síntesis de cuanto sucede en el interior del ser. Algo así como "denme un motivo y podré liberar lo que está atrapado en mí."
Así es como podemos llegar a un evento interesante, ya que aquéllo apresado puede ser una energía poderosa como es la acumulación de pensamientos en una dirección o bien una energía infinita y desprovista de pensamientos que pugna por expresarse en cada uno de nosotros.
-¿Existe tal cosa?
De ser así, ¿Habría un modo de saberlo?
-No se trata de conocer.
-¿De qué podría tratarse?
Seguiremos analizando...
Con Amor,Graciela Khristael
Nota: Repasar en los actos cotidianos. Verificar cuántas de las cosas que pensamos o hacemos son perfectas y correctas para nosotros mismos. Todo lo que resulta de nuestros actos modifica inexorablemente el contexto que nos tiene de participantes. -¿Por qué querríamos ser modificadores constantes?
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