POSDATA:
Las
expectativas nos llevan por delante a nosotros mismos.
Así, el tiempo que vamos creando para
retardar la comprensión de nuestra limitada existencia atada a tantas
creencias, se transforma en el conductor de nuestra libertad mental.
El miedo, en todas sus apariencias
(soledad, abandono, desamor, muerte, enfermedad, dolor y los que podamos
agregar) se transforma en el gran velo que nos tapa el sol.
Abandonar ciertos hábitos psicológicos
que nos sumergen en el sufrimiento, puede resultar una experiencia reveladora
si entre su descubrimiento y la eliminación de tal conducta deja de
introducirse el tiempo postergándolos.
Los cambios reales de nosotros mismos no
serán mañana, porque sólo pueden ser hoy.
Peregrinando en el intento,
Graciela González
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